Con la invención de las computadoras fue necesario el desarrollo de sistemas operativos y aplicaciones que automatizaran las actividades de sus usuarios.
Tanto el hardware de las computadoras como los sistemas operativos tuvieron que evolucionar a la par, obligando a la creación de nuevas tecnologías; fue así como surgieron las primeras redes y sus protocolos. De la mano de esta evolución fue que llegaron los servidores; ya sea de correo o servidores Web, o FTP, o de nombre de dominio, solo por mencionar algunos.
Gracias al desarrollo de los protocolos es posible que mandemos un mensaje de correo electrónico y que este llegue a su destinatario en cuestión de segundos, o que, seamos capaces de hablar por teléfono usando como medio el Internet, o que podamos ver las noticias de nuestro periódico preferido usando un navegador Web.
¿Pero que seria todo lo anterior sin los profesionales que los mantienen? Una palabra es suficiente para describirlo: chatarra.
¿Quiénes son estos profesionales? Son los Ingenieros en Sistemas.
Un Ingeniero en Sistemas que se especializa en redes y servidores debe conocer de protocolos, servidores y servicios, de topologías de red y medios de transmisión, debe hacer parte de su vida las direcciones IP de los dispositivos con los que trabaja, y sobre todo, debe asegurarse de que los equipos que le han sido confiados operen de manera óptima.
No basta con que la red o los servidores operen bien, El Ingeniero en Sistemas debe ir más allá. Buscará como mejorar la red o como evitar que un servidor colapse. Siempre pensando en ofrecer un mejor servicio.
El Ingeniero en Sistemas que se dedica a las redes y servidores es en muchas maneras como un médico, al igual que él: no esta en casa para las reuniones familiares, trabaja cuando los demás están descansando y sus jornadas de trabajo son muchas veces de más de 15 horas.
Si algo me ha quedado claro en estos años, es que los conocimientos que nos son transmitidos durante nuestra estancia en la escuela cualquiera que esta sea, son solo los cimientos para forjarnos en profesionales de cualquier rama; ese es el primer paso, lo que sigue es que formemos hábitos de aprendizaje autodidactas que nos permitan continuar creciendo en lo personal y lo profesional.